Serranía de los paraguas, un paraíso para el aviturismo.
Por: Cesar Augusto Ángel Valencia
Crónica basada en la historia de un aviturista que ha llegado al Paisaje Cultural Cafetero de Colombia y se ha maravillado con la abundancia y diversidad de especies en la región.
He observado aves durante años, tanto en Colombia, como en otros países, En mi país hay muy pocas. Aquí en el Reino Unido hay menos de trescientas y endémicas solo hay una. He recorrido países como Perú, Ecuador, Venezuela, Centro América, he estado en Asia, y por alguna razón me faltaba Colombia, y cuando revisaba mi lista, muchas de las especias que no había podido observar en ninguno de los países anteriores y que, estaban restringidas a un área tan pequeña del planeta que necesariamente debía llegar allá. Por ello fue que me motive a buscar quien me pudiera mostrar las aves que son especialidad del chocó biogeográfico, ese HotSpots que concentra tantas especies de aves tan ricas, maravillosas, únicas y exclusivas; que debía ir allí. Esta es la tierra de la bangsia del Tatama, de pavas, saltarines, carpinteros, tangaras multicolores y colibrís fabulosos que solo estaban allá.
Tomé la decisión de irme para el municipio de El Cairo, allí en todo ese corredor de conservación de la Serranía de los Paraguas hay dos lugares fabulosos, el Cerro El Inglés y la carretera que va de alto Galápagos hasta San José del Palmar. En estos dos sitios podía encontrar fácilmente más de trescientas especies de aves en su lista, pero sin lugar a dudas era la zona donde con mayores posibilidades podía observar un ave que se había convertido en mi obsesión desde que la vi en la portada de guía de aves de Colombia. La Bangsia del Tatama, (Tangará de Tatama/Gold-ringed Tanager/Bangsia aureocincta [e]), este pequeño animalito que está restringido a un lugar tan pequeño del planeta, que uno debe viajar exclusivamente para verla. Es casi imposible en otros lugares alejados de los Andes occidentales.
Cuando llegué a este lugar, pequeños hoteles me ofrecían una agradable acomodación y en Jeep Willys recorrí estos lugares fabulosos. Madrugué hacia la carretera que me lleva a Alto Galápagos; la expectativa aumentaba, era muy temprano, aún no habían salido los primeros rayos de sol y yo ya quería enc
ontrarme con diferentes aves. Bajando junto a una quebrada, nos encontramos él había copetona (Habia Copetona/Crested Ant-Tanager/Habia cristata [e]), luego ascendimos y encontramos el solitario negro (Solitario Negro/Black Solitaire/Entomodestes coracinus), el batarito bicolor y otras especies más. De repente, entre un grupo pequeño comiendo frutos de un uvito de monte estaba la Tangara del Tatama.
Fue tal mi emoción que doblé mis rodillas y caí sentado al piso. Me temblaban las manos al querer tomarle la foto, logré enfocar con mucho cuidado, tomé algunas fotos como registro, pero solté mi cámara, tomé los binoculares y preferí guardar en mi mente las imágenes de esta ave que había buscado y que sabía que sólo la podía ver allí. Abracé al guía local y le agradecí, hice lo mismo con el conductor quien con delicadeza condujo para poder estar atentos a las aves que volaban en el camino; agradecí a la montaña por permitirme ese momento y lo mejor es que no fue la única sorpresa. Había visto muchas aves y que iban a ser mías por primera vez, descubrí no solo uno, dos ni tres, sino muchos lifers, más de treinta en pocas horas, y había podido descubrir aves que nunca antes había visto. Este viaje fue maravilloso y recomiendo a todos la Serranía de los Paraguas en el municipio de el Cairo.